miércoles, 20 de julio de 2016

"DON ERRE QUE ERRE" DE JOSE LUIS SAENZ DE HEREDIA.



Hace poco que he vuelto a ver “Don Erre Que Erre” (1970) de JOSE LUIS SAENZ DE HEREDIA. Si este film estuviese dirigido por BILLY WILDER y protagonizado por WALTER MATTHAU, la mayoria de nuestros directores de cine autóctono, esos que no se han sentido españoles siquiera un minuto y veinte segundos de sus subvencionadas y galardonadas vidas, situarían a “Don Erre que Erre” en lo más alto de su estimación artística.
SAENZ DE HEREDIA, primo- hermano de JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA, director muy afín al Franquismo, y que en su haber cinematográfico figuran títulos tan sacrílegos como “Raza” (1941), o el famoso documental, “Franco ese hombre” (1964), es un apellido difícil de deletrear dada la dislexia moral e ideológica que padece este país. Limitación por otra parte, que no afectaba a LUIS BUÑUEL, ya que en los primeros dias de la guerra civil, y con ayuda de un pequeño ejercito de trabajadores de los estudios de cine Roptence, arrancó de las fauces chequistas madrileñas a su joven amigo falangista, JOSE LUIS SAENZ DE HEREDIA, salvándole de una muerte segura. Historias de reconciliación nacional en plena guerra civil, que "la memoria histórica" reciente, (dificil encontrar dos terminos mas antagónicos para darle titularidad y sentido a una ley), no es muy amiga de recordarnos.
Resulta paradójico que, sea un veterano cineasta tan tildado de "franquista", quien nos obsequie con una película en la que se disecciona con suma eficacia y de manera admirablemente ligera, los entresijos de los poderes oligárquicos de la dictadura; así como sus sutiles y arteras artimañas, frente a las cuales, el indefenso ciudadano de a pie, (PACO MARTINEZ SORIA), tan sólo puede hacerlas frente empoderandose de una voluntad ética, cual Quijote cabezón con la vena de la lúcida locura hinchada, a prueba de bombas. El sufrido ciudadano de a pie, obligado a lidiar con estructuras siempre ventajosas para el estado. ¡Y todo por 257 pesetas del año 70! Pero oiga, cuando la dignidad del individuo está en juego, es una cantidad muy considerable.

A mi juicio, película totalmente actual, con la diferencia de que debido a la laxitud moral imperante, y a estos valores contemporáneos tan desdibujados, dudo que abunden - sin afirmar que no existan - los “Don Erres que Erres” dispuestos a combatir sin freno los abusos cotidianos que ejerce sobre las pequeñas y decentes economías reales, el contubernio político - financiero del régimen actual, pues contra FRANCO todo parecía más factible, o simplemente existía otra disposición ética. ¡Y así nos luce el pelo!    
Junto a “Historias de la Radio” (1955), absoluta obra maestra del cine español, es una de las más destacables cintas del director, y también de su principal protagonista, el inefable PACO MARTINEZ SORIA. Un guión bien armado. Una puesta en escena sobria y eficaz, delineada con trazo firme, al servicio de la historia, y un elenco de actores, como era costumbre en aquellos años, en perpetuo estado de gracia, convierten al film en un obligado descubrimiento.
Sirva de reflexión el monólogo final del infravalorado, como tantos galanes cinematográficos, PEPE RUBIO:

“ Al final David venció a Goliat, o más bien... Un Goliat venció a otro Goliat valiéndose de la fuerza de David”

Siempre, un grande se valdrá de la fuerza de un pequeño para derrotar a otro grande. ¿Cuál es la verdadera dimensión de un autentico gigante? Como diría JULIO IGLESIAS: "La vida sigue igual"

   

domingo, 10 de julio de 2016

LA MUERTE DE UN TORERO LLAMADO VICTOR BARRIO



En cuanto hay un toro de por medio, inmediatamente muchos entran "al trapo". 
¡Cuan impregnado de léxico taurino está la lengua que hablamos!. Los animales y los toreros me merecen todo el respeto, mucho más que la causa animalista, al menos en España, porque no defienden la vida en su totalidad, si no parcialmente, y ¿Que manera es esa de defender la vida? 
Los de la causa animalista, deciden lo que moralmente es defendible "como vida", pues protegen la vida de los animales pero en general suelen contemplar el aborto como asunto que pertenece a la autonomía moral y exclusiva de la mujer, y lo que no. También deciden lo que debemos sentir. Por la tauromaquia repugnancia, por la matanza de corderos musulmana "respeto a la diversidad cultural", y lo digo porque en España, detrás de la causa animalista se encuentran los de siempre, y por lo tanto exacerban los acentos en la tauromaquia, sin embargo esa misma virulencia la echamos a faltar en tantas y tantas cosas relacionadas con lo humano, lo divino, y lo animal. Todo ello persigue un claro objetivo de instrumentalización política, que poco tiene que ver con la defensa de los animales, y sí mucho con la desaparición de algo tan español como la tauromaquia. Aquello que huela a tradición española debe dejar de olerse, a la espera de cargar el ambiente cultural con otra clase de aromas mas "evolucionados" y no tan "rancios". Si muere un torero, se celebra por buena parte del progresismo rampante, y otros tantos no lo celebran públicamente por aquello de la corrección politica, pero no pueden evitar un cierto regocijo ideológico, ya que con la muerte de un torero, muere un poco de esa vieja España caduca a los que a tantos les urge su desaparición... Vivimos en la España más triste que pueda concebirse. Antiguamente, moría un torero y el país entero se vestía del luto del respeto, y poetas "tan rojos y de izquierdas" como FEDERICO GARCIA LORCA escribían sentidos y bellos poemas fúnebres por la muerte de un amigo en el ruedo. Y tantos  intelectuales que encontraban en los toros un misterio antropológico de gran valor. Ahora en cambio, un numero nada despreciable de ciudadanos celebran la muerte de "un asesino", brindando con vino que suavice el gaznate tras haber ingerido un chuletón de carne de animal sacrificado, o si se prefiere una mariscada de 160 e por barba. 
¿En que me convierte tanta hipersensibilidad hacia el maltrato animal cuando me conduce a celebrar la muerte de un ser humano? Cabe preguntarse si, estas causas en apariencia tan evolucionadas y humanitarias, efectivamente producen seres más políticos, más ambiguos moralmente, más de izquierdas, más animalistas, más abortistas, más feministas, pero en definitiva... ¿Menos humanos?.